Siempre
fui racista, odiaba la raza negra, para mí era una raza inferior y nunca dude
de ello.
Hoy
todo ha cambiado ellos se han hecho con el poder, ellos me persiguen, tengo que
vivir escondido, si me encuentran en el mejor de los casos, me recluirán en un
campo de concentración como antiguamente recluyeron los nazis a los judíos, por
suerte no estoy solo, Jacob me ha ayudado y junto a él vivo escondido en el
bosque.
-Jacob,
¿crees que acabaran encontrándonos?
-Seguramente
Diego, pero no debemos perder la esperanza quizás no lo hagan.
Jacob
era una persona muy optimista y segura de sí misma, sin el no creo que hubiera
resistido esta situación tan delicada.
La
noche llego, creímos estar a salvo y decidimos salir de nuestro escondite, aun
siendo muy arriesgado no teníamos opción alguna, la única manera de conseguir
agua potable era beber de un pequeño arroyo no lejos de allí. Llegamos al
arroyo y nos dispusimos a beber de él, me puse de rodillas y comencé a beber
cogiendo el agua con las dos manos, mientras bebía el fuerte sonido de un
disparo me sorprendió, Jacob cayó desplomado al arroyo y pude ver con la tenue
luz de la luna como el agua se teñía de rojo,
asustado me levante rápidamente pero ya era tarde para escapar, allí estaban
ellos habían matado a Jacob y se disponían a matarme a mí, con su arma
apuntándome en la sien y sabiendo que iba a morir eche una última mirada al
cuerpo inerte de Jacob, ese chico negro que no dudo ni un solo momento en
ayudarme, aun sabiendo que tiempo atrás había propinado palizas a chicos de su
barrio por ser de raza negra, ahora era yo quien se encontraba en la situación
de aquellos pobres chicos, perseguido y en breves instantes ejecutado por una
raza alienígena que había invadido la Tierra.
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