Cuando
alguien cree ser el mejor, que duro darse cuenta que no lo es.
Así
era yo, una persona prepotente y creída. Nunca pensé, que llegaría el día en
que todo mi mundo se desmoronaría, no
volvería a levantar cabeza, tendría que
tragarme todo mi orgullo, aceptando todas las críticas y reproches.
-Jesús,
ya te avise - mi gran amigo Pedro, me tiraba en cara, que no le hubiera hecho
caso.
-
No puedo negar que la he cagado - me sentía tan avergonzado, que ni podía mirarle a la cara.
-Cagado
es poco, debería darte una paliza, eres un loco, un inconsciente, si pudiera te
mataria, pero ya es tarde, para ti, para todos, qué les diré, ellos creyeron en
ti.
Pedro
me miro por última vez con cara de odio, y sin decir nada más, dio media vuelta
y se fue, allí me quede yo, sin saber qué hacer, ni que decir, pero realmente
ya me daba todo igual, no me quedaban ya fuerzas para seguir luchando.
-Dios,
¿qué debo hacer ahora?
Pedir ayuda a Dios, mi último y más estúpido
recurso, el silencio por respuesta, ¿que esperaba yo? ¿Que el señor me ayudara? ¿Me sacara él las
castañas del fuego? Bien sabía que no lo
haría, no tenia porqué.
Esperando una respuesta que nunca llegaría,
allí estaba yo, sólo en el centro de mando, sin ideas, sin saber qué hacer, viendo como la nave, se
dirigía, irremediablemente hacia el sol.
Desesperado,
rompo a llorar como un niño chico, que imagen tan esperpéntica y bochornosa,
para alguien qué se consideraba el nuevo mesías, el salvador de la raza humana,
ahora convertido en el ángel exterminador, que acabaría con la vida de los últimos seres humanos, los
cuales, confiando en mí, habían subido a
la nave, con la promesa de una nueva vida. Dejando atrás la Tierra, mundo
moribundo, en busca de un nuevo Edén, donde volver a empezar, sin cometer los
mismos errores. Pero por mi mala cabeza, mi actitud chulesca, creí ser capaz de
pilotar la nave, sin tener la menor idea, así me fue. Gracias a esta decisión
tan estúpida, la nave quedo a la deriva, ahora, irremediablemente, acabara
sucumbiendo en el fuego infernal, del astro rey, junto a mis sueños de grandeza.
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